PATRICE
Le 21 juin 1882, lors d’une novillada organisée par « el gremio de vinateros », Paco saute dans le ruedo lors de la faena de José Rodríguez de Miguel, «Pepe el de Galápagos».
Il se met à aboyer et à harceler le torero.
« En una de sus embestidas, el perro se enredó con las piernas del matador y le tiró al suelo. El torero, enfadado, le clavo la espada causándole una herida a la postre mortal. »
Après plusieurs jours d’agonie, le chien le plus célèbre de Madrid meurt.
Sa mort fit la une de toute la presse et « para el matador se llegó a pedir el garrote y un consejo de guerra ».
Dans une nécrologie, payée par un citoyen anonyme, on peut lire :
“El eminente perro público ‘Paco’ ha fallecido. La high-life y muchos parientes del difunto suplican a Vd. se sirva encomendarle al dios de los perros. »
Paco, figura de la société madrilène du XIXe siècle, ne perdit pas pour autant sa popularité.
Son corps fut empaillé par le taxidermiste Ángel Severini et exposé dans plusieurs lieux emblématiques de Madrid comme la taverne de la Calle de Alcalá, propriété de Joaquín Chillida, « jefe de areneros de la plaza de toros de Goya y el primero en ayudar al can tras resultar herido. ».
Des pièces de théâtre, des zarzuelas, des polkas et même une marche funèbre furent composées à son intention.
Peu de temps après sa mort, sortirent en librairie « Las Memorias autobiográficas del perro Don Paco » qu’on attribua à Alphonse XII lui-même.
Le dicton madrilène « Sabes más que el perro Paco » fait allusion au chien illustre.
Aujourd’hui, deux siècles après sa mort, l’endroit exact où reposent les restes du chien le plus illustre de Madrid est réputé inconnu, même si on sait qu’ils se trouvent dans le parc du Retiro.
Sa statue, récemment inaugurée, est située dans la Calle de las Huertas, tout près du Paseo del Prado.
« La escultura se erige en el número 71 de la calle de las Huertas, aunque en un principio se barajó la posibilidad de ubicarla en la confluencia entre Alcalá y la calle Virgen de los Peligros, donde se encontraba el Café de Fornos en el que nació la historia de Paco, algo que no fue posible por los edificios catalogados como Bienes de Interés Cultural que hay en la zona.
La figura, diseñada y esculpida por el artista madrileño Rodrigo Romero, cuenta con unas dimensiones de 80 x 70 centímetros que hacen referencia al que pudo ser el tamaño real del can.
Del diseño destaca el gesto sonriente del animal y los detalles blanquecinos en su pecho y patas, que lo hacen mucho más realista.
Paco recibirá por fin los honores que tanto merecía, pasando a ser una figura eterna en las calles de Madrid. »
Sources
Revista Sociocultural “La Alcazaba”, N° 32 de janvier 2012 /EL Diario.es du 16 janvier 2023.
Patrice Quiot