Un torero de la Perestroïka…
« J’ai fini capitaine de l’armée de l’air, en corrida je veux être général » (Román Karpoukhine).
Román Karpoukhine.
Un nom de joueur d’échec.
Ou d’ailier gauche du «Dynamo» de Kiev.
«Finito de Moscú»
Un nom de torero.
De la Perestroïka.
Comme le fut.
Lidia Artamonova.
La première rejoneadora au pays des ours et des samovars.
Román fut aviateur.
Des forces aériennes.
Et devint capitaine.
Contrairement.
A Sophie Rostopchine, comtesse de Ségur qui passa son enfance dans le domaine de Voronovo.
Propriété de 45.000 ha où travaillaient 4000 serfs.
Dans les nineties.
Román fit la guerre en Tchétchénie.
Avant de découvrir l’Espagne.
Dont il.
S’éprit.
« Me enamoré. del país y de los toros ».
Albacete puis Valencia.
Comme professeur de danse sportive.
Avant Barcelona.
Manolo Amador comme gourou.
Finito de Córdoba comme référence.
Et Jesulín comme copain.
« Descubrimos cuando nos conocimos que somos compañeros de Libro Guiness. El por cantidad de festejos y yo como torero ruso, y como le gustan los aviones voy a ver si lo convenzo para que se venga a Rusia a hacer una especie de curso de monta pero en MIG-29 ».
Un exotisme, des articles.
Et des plateaux télé.
Lui signèrent quelques sin caballos en Catalogne.
Avant ses débuts.
Con picadores à Barcelone.
Le 16 avril 2000.
Le jour de la création.
Du journal en ligne « Ukrayinska Pravda ».
Il avait trente-trois ans.
Novillos de Rogelio Martín Albalat de Salamanque.
Et avec comme compañeros de cartel des élèves de l’école taurine de Barcelone.
Raúl Cuadrado, Omar Guerra, López Díaz, Serafín Marín et Juan de Lucía.
Vêtu de bleu et or,
«Como guiño.
A su antiguo uniforme militar».
Quelques contrats par ci, par là.
Román disparaît des écrans radar taurins en 2004.
Comme la fusée Vostok qui explosa sur le cosmodrome de Plessetsk.
En 2012.
Román fit le pèlerinage de Compostelle.
« En el Camino de Santiago pongo a prueba mi bravura » confiait-t-il.
Datos
Román Karpoukhine « Finito de Moscú », nacido en Jarkov (Ucrania) en 1967 y residente en Terrassa (Barcelona).
“Finito” debutó de luces en la tarde del 16 de abril de 2000, en La Monumental de Barcelona, con reses de Rogelio Martín Albalat junto a Raúl Cuadrado, Omar Guerra, López Díaz, Serafín Marín y Enrique Guillén, sin mucha suerte para el ruso.
A partir de ahí la carrera fue corta: Olot, Yecla y poco más, hasta desaparecer del panorama en 2004.
Entre 2001 y 2005, año de su retirada, Karpujin llegó a lidiar 7 festejos y 20 festivales entre España, México y Estados Unidos, que se saldaron artísticamente con dos orejas y un rabo.
Tan singular personaje se decidió a ser torero en 1995, tras una estancia en Albacete en casa de la familia del matador Manuel Amador. Se hizo socio de la peña Taurina de Sabadell y alumno de la primera escuela taurina oficial creada en Cataluña. Tras su debut en Barcelona, el responsable del libro de los records de Rusia viajó hasta la Ciudad Condal para registrarlo como el primer torero ruso, aunque ya en 1952 hubo en Amposta (Tarragona) una novillada en la que lidiaron el español Joselito Alvarez, el boliviano Abel Fernández y el también ruso Igor Sonsonoff, de quien nada se sabe.
“Nunca quise dedicarme profesionalmente al toreo, sólo comprender este mundo”. Trató hasta de organizar un festival benéfico en Moscú con toreros como Manuel Amador o Cristina Sánchez, y el rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, pero no cuajó.
“Hubiera sido sin muerte, allí no se hubiera entendido la filosofía de esta fiesta”.
Patrice Quiot
