PATRICE
Séville, 6 mai 1984.
Dimanche de farolillos, douzième corrida de l’abono ferial.
Corrida de Miura ; finca : «Zahariche» ; La Campana (Séville).
A l’affiche : Francisco Ruiz Miguel, José Mari Manzanares et José Antonio Campuzano.
Lleno hasta la bandera.
Le cinquième Miura refusé par le palco.
Sortit le sobrero de Palomo Linares ; finca : «El Palomar» ; Aranjuez (Madrid).
D’un noir entrepelado sale.
D’un trapío indigne, vulgaire d’allure, le toro avait le cul souillé de sa merde.
Une horreur.
Pour José María Dols Abellán «Manzanares», 31 ans et 13 années d’alternative.
Manso perdido, le bison sauta deux fois au callejón et blessa Ramón Vila.
Banderillé de noir par Corbelle, il se tanqua aux planches du 10.
Toute la lidia fut contenue dans un espace qui n’excédait pas cinq mètres carrés.
Sous nos yeux.
Injectés de sang, ceux du toro regardaient alternativement José Mari, matador de toros por la gracia de Dios et la Penny terrorisée.
Vestido de carmesi et azabache, Manzanares souffrit.
Visage congestionné, veines du front et artères du cou saillantes, bouche crispée, il fut formidablement humain.
Héroïque de cojones, splendide d’intelligence et exemplaire dans la lidia du criminel qui aurait mérité d’être pendu aux colonnes de la Alameda, il fut magnifiquement torero.
En onze machetazos comme des coups de serpe.
Et en une demi-estocade dans un cri.
Manzanares se défit du monstre.
Une libération.
Et la gente debout.
José Maria Dols Abellán se contenta de saluer.
Humblement.
Le lendemain, à Manolo Molés qui le questionnait sur cette modestie.
Il répondit qu’il avait simplement fait ce qui était son métier :
Tueur de toros.
Datos
1984 à la Maestranza.
En la Maestranza se sucedieron hechos de gran trascendencia.
Algunos pasaron inadvertidos, como la última tarde de Paquirri en el coso del Baratillo, ocurrida el 4 de mayo. Había cortado su postrera oreja en la corrida del Domingo de Resurrección a un toro de Núñez.
Cortaron trofeos también Galloso, Pepe Luis Vargas, Tomás Campuzano, Manzanares, Espartaco, Emilio Muñoz, José Antonio Campuzano y Manili, que fue el triunfador por su tarde ante la de Guardiola.
Sin embargo, la faena de la Feria la realizó Currro Romero al toro «Flautino» de Gabriel Rojas. Fue la confirmación de la simbiosis perfecta que había entre una ciudad y un torero. De una foto inolvidable de aquella tarde realizada por el maestro Pepe Arjona, brotó la inspiración para el monumento que ahora presiden los aledaños del coso del Arenal.
Fue un año complicado en otros cosas.
Un toro de El Viti corneó en la plaza al cabestrero Manolín cuando el astado no podía ser devuelto a los corrales. Oro toro de Palomo Linares, sobrero en la de Miura, saltó al callejón e hirió al doctor Vila y el día 29 de septiembre en una matinal para el recuerdo, Pepe Luis Vázquez Silva cuajó su mejor actuación en Sevilla.
Patrice Quiot